Lo principal de la introducción es sumergir al lector en el contexto en el que se desenvolverá la investigación o trabajo. Debes señalar contextos históricos, sociales, psicológicos o lo que fuese acorde al tema que tratarás, de manera que el lector se sienta inmerso en el tema.
La introducción debe mantener, de manera muy sutil, la hipótesis y los principales argumentos de tu trabajo. Debe ser breve y concisa y trasmitir en poco espacio la temática principal del trabajo.
En la introducción debes ir de lo general a lo particular: desde un contexto amplio del estudio hasta las variables específicas que tratarás en tu trabajo.
Es recomendable que escribas la introducción al finalizar el trabajo. De esta manera podrás redactarla teniendo en cuenta y con exactitud los elementos que ya has estudiado con mayor profundidad en el informe.