Me pareció muy interesante la homilía del Papa Francisco en la misa llevada a cabo en Huanchaquito, Trujillo, cuando se refirió al sicariato que es una plaga en esta ciudad primaveral. Dijo que los sicarios, que son casi siempre muy jóvenes, siguen este camino errado y torcido por falta de educación; afirmando que la educación, de una u otra manera, nos da la posibilidad de tener otras oportunidades para desarrollarnos personal y laboralmente.
Por ello, tomo estas palabras, y afirmo que en esto juegan un papel importante las universidades, ya que reciben, mayoritariamente, a gente muy joven, y tienen la misión y grave responsabilidad de formarlos para el trabajo y para la vida. Aparte de los conocimientos y competencias que tienen que aprenderse, los maestros universitarios tienen que y deben de formar, con mucha prioridad, a los referidos jóvenes, en principios y valores. Así, en verdad, no se verán tentados por la delincuencia y otras sendas de violencia que no los van a conducir a nada bueno y que son problemas que afectan la sociedad toda.
La UPAGU, así, con estas premisas, cumple un papel importantísimo al formar a personas para el trabajo digno y con ciudadanía de valores -cristiana y cívica- a miles de jóvenes cada año.
Homero Bazán Zurita
Vicerrector de Investigación